Primeros Ortega y Gasset

Fue la primera de los galardonados que recibió el premio. Y la primera en hablar. Desde el inicio se le veía conmovida, se le escuchaba claramente la emoción a esa mujer alta con tacones bajos -más alta que yo, más que Javier Moreno- enfundada en un vestido negro y una chalina clara estampada. El jurado había considerado su blog “un completo tratamiento en periodismo digital de uno de los dramas más graves y brutales de nuestro tiempo: el acoso criminal e indiscriminado a personas indefensas en Ciudad Juárez, en México”. Tras esa presentación, Judith Torrea comenzó su discurso, que tuvo que interrumpir una vez a la mitad para tomar aliento y que las emociones no se le salieran por la boca, junto con las palabras.


Hola. Muchísimas gracias a todos por este premio. Este premio va dedicado a los 10,000 niños huérfanos de la llamada guerra contra el narcotráfico que ha dejado a estos niños no solamente huérfanos de sus padres, también de las autoridades mexicanas, que si no hacen nada se van a convertir en los sicarios del futuro,
que ahora cortan las cabezas en Ciudad Juárez.

Este premio va dedicado a mi querida Ciudad Juárez, donde sobrevivir cada día es un reto, entre edificios tiroteados, entre casas abandonadas. Va para mi querida Ciudad Juárez. Les agradezco muchísimo a ustedes por otorgarme este premio. Cuando yo recibí esta noticia, soy una periodista freelancer, me quedaba dinero para dos semanas, para seguir comiendo. Parte de este premio va a ser para seguir sobreviviendo haciendo este blog, que lo hago gratis, es completamente independiente, no está en ningún medio de información. Pero parte de este premio va a ser para fundar el primer proyecto que ayude a los niños huérfanos de esta llamada guerra contra el narcotráfico.

Voy a donar este dinero a Casa Amiga. Casa Amiga es un proyecto que nació en el 99 (casi llanto, muchos aplausos) para dar la voz, o intentar dar la voz a las mujeres a las que se les arrebataba la voz, a las mujeres que desaparecían en Ciudad Juárez. Fue creado por Esther Chávez Cano, que este 25 de diciembre nos dejó, y está en su universo, supongo que abrazándome este día. Por ti, Esther, por todo Ciudad Juárez, por Casa Amiga y por los niños huérfanos, por Ciudad Juárez y por ustedes, por estar acompañándome en este día tan importante para mí. Gracias”.

Sobra decir que desde la mitad mis ojos eran agua, que me dolió la realidad que ella relataba como hace ya rato no sentía, y que me daba orgullo que esa mujer española de 37 años, de cabello largo con gafas de pasta bicolor hubiera emprendido su proyecto en solitario, sin nada detrás, sin red de seguridad, como los equilibristas más osados. También me sentí sola con ella en ese foro lleno en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, al que pude entrar gracias a la suerte, a un regalo. ¡Qué bueno que la gran mayoría de los importantes invitados no podía ni imaginarse de lo que Judith hablaba! ¡Qué bueno que les es ajena la realidad que ha visto en los últimos seis años en África José Cendón, el desfachatado fotógrafo galardonado por su serie de imágenes Somalia, el fin del mundo! ¡Qué bueno que los fenómenos de inimaginable falta de humanidad que vivimos en algunos países no han tocado todos los territorios de la Tierra ni han marcado todas las mentes! Me sentí más sola todavía cuando pensé que los galardonados estrella eran los de casa, de El País, por el Caso Gürtell, por haber desmarañado la trama de corrupción más importante de la España democrática, y que pudieron darle nombre y apellido a los responsables, algo que no sé si veré en mi México algún día. Para ese futuro incierto trabajo todos los días. Qué bueno todo eso, porque es muy jodido que la grandeza de tu trabajo consista en reconstruir los pedazos desgarrados de lo que ves, de los lugares que ves, de la gente que ves, ¿o los dulces premios quitan aunque sea un día lo agrio de la boca?

Después de Judith y José y El País vino Jean Daniel y Cebrián y los periodistas sin periódico y el embate de internet y mis dudas, pero esas cavilaciones las cuento después. Días y días de no dormir hacen que las cabezas exploten.

2 réplicas :: Primeros Ortega y Gasset

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.
  2. Muy buen post, querida Jésica. Tal vez el mayor premio para Judith Torrea -aunque ella nunca lo sepa- haya sido que en esa sala con centenares de "importantes" invitados se haya encontrado una que, sin serlo, pudo valorar realmente su trabajo y ponderar la importancia del mismo. Un beso y que algún día no muy lejano ese futuro por el que trabajas se convierta en presente.

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