Derivamos, entonces, por París, entrando en algún café a beber algo,
comprando raros bizcochos, averiguando precios de hoteles y pensiones por el
solo gusto de pensar qué bonito sería vivir en la rue du Bac o en la rue du
Seine o en la place Furstenberg. Vemos venir la tarde, sin conciencia del
tiempo; si hace gris, nos metemos en el Louvre, o en una iglesia, o exploramos
el Marais. Bien puedes imaginarte que el diálogo con Aurora me es aquí
particularmente delicioso; tiene una sensibilidad sin los arrebatos culpables de
la mía, y un sentido del humor que nos lleva a reírnos como dos adolescentes por
las cosas más absurdas. Como te imaginas, ya está organizado y crecido ese
maravilloso mundo de las frases-clave, de las alusiones con valor secreto, de
las coincidencias telepáticas, de los encuentros mágicos, de las coincidencias y
divergencias necesarias... Y leemos, y escribimos, y otro día de París queda a
la espalda. Pero ya el próximo pone sus deditos en la ventana...".
"Assez, Il faut pas jongler avec le bonheur, c'est trop fragile et trop précieux".
Aunque él tenía 39 para ese entonces...
0 réplicas :: JC lo volvió a hacer...
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