Los enamoramientos


Después de un rato largo, muy largo, terminé Los enamoramientos, de Javier Marías. No sabría decir por qué, o sí. Lo comencé en un avión de camino al mar, hace más de un mes, y por supuesto se interpuso la realidad entre las páginas y yo y lo fui dejando para mejor momento. Hoy, por fin, llegó ese mejor momento. Me olvidé de Cortázar y de Monsi y del cine y de la violencia y decidí darle mate a las últimas 70 páginas del volumen.

No sé si es porque Corazón tan blanco, el otro único libro que he leído de él, fue apabullante para mí. No sé si fueron los largos diálogos y largos párrafos de éste, o sus referentes a novelas de Balzac o de Dumas que no veía con fuerza. No sé si fue la temporada de calor y bellos días... pero Los enamoramientos me costó más. Es la historia de María, una editora que en su rutina diaria de ir a desayunar a un lugarcito en Príncipe de Vergara, en Madrid, ha incorporado una minuciosa observación de la pareja perfecta, observación que termina convirtiéndose en un bálsamo para su mediocre cotidianidad. Un buen día María reconoce al padre de esa familia perfecta, siempre pulcro y bien vestido, en los diarios de nota roja. El hombre, Miguel, aparece en una foto en portada muerto, sin camisa, ensangrentado, tirado en una calle cerca de Paseo de la Castellana porque fue apuñalado por un gorrilla, un vieneviene español (casi nunca español de nacimiento, porque la mayoría de las veces los gorrillas son inmigrantes, y africanos, pero éste sí es español).

Es la historia de cómo María se va enterando de lo que pasó con Miguel. En el transcurso, sufre de enamoramiento de un hombre más que implicado en la trama y hasta habla con la viuda, que la reconoce como la chica prudente que desayunaba en los tiempos felices en el mismo lugar que ellos. ¿El tema? Para mí, el enamoramiento, esa fase anterior al amor, de fascinación por alguien, cuando uno se descubre vulnerable ante otro. El enamoramiento es el motor que Marías eligió para meterse en el cerebro de una mujer, el que detona las acciones y con el que se explican los caracteres de los personajes.

Eso me gustó, que haya puesto al enamoramiento como el definitorio de una trama de la que no sabemos la verdad sino hasta el final o, por lo menos, sabemos la verdad con la que María -¿alter ego de Marías?- decide quedarse, como todas la verdades, que si no se asumen no son verdad.

Nos hacen mucha gracia muchas personas, nos divierten, nos encantan, nos inspiran afecto y aun nos enternecen, o nos gustan, nos arrebatan, incluso nos vuelven locos momentáneamente, disfrutamos de su cuerpo o de su compañía o de ambas cosas... Hasta se nos hacen imprescidibles algunas, la fuerza de la costumbre es inmensa y acaba por suplir casi todo, incluso por suplantarlo. Puede suplantar el amor, por ejemplo; pero no el enamoramiento, conviene distiguir entre los dos, aunque se confundan no son lo mismo... Lo que es muy raro es sentir debilidad, verdadera debilidad por alguien, y que nos la produzca, que nos haga débiles. Eso es lo determinante, que nos impida ser objetivos y nos desarme a perpetuidad y nos haga rendirnos en todos los pleitos...

Me gustó también regresar a Madrid por 401 páginas. Me gustó empezar el libro y soñar con el metro de Príncipe de Vergara, sentada en la banca afuera de la entrada una noche de verano, tras un festín de comida japonesa, esperando lo que nunca debí esperar. Me gustó tener la capacidad de imaginarme perfectamente el lugar donde inicia el relato, un típico sitio español con tortilla y con cafés con leche cargados y con una barra y con papeles en el piso. Me gustó imaginarme la esquina del acuchillamiento y Paseo de la Castellana. Me gustó también reconocerme en sentimientos descritos por un hombre (por mi desenamoramiento) y a eso le doy muchísimo peso. Me gustó la trama cuidada y verosímil...

¿Lo que no me gustó? Los diálogos, rebuscados, casi culteranos en momentos, y sin justificación. He quedado marcada por esa literatura de diálogos de líneas rápidas y sentimientos aventados a cualquier provocación. Prefiero los díalogos a golpe, "Pum Pum Pum". como en historieta, dejar al lector medio noqueado, y luego explicar, fuera del diálogo. Tampoco aguanté mucho la lentitud de la trama. Quizá otros amen este libro. Yo, no.

1 réplicas :: Los enamoramientos

  1. Estoy oyendo y leyendo muy buenos comentarios de la última obra de Marías y la verdad, no sé si atreverme de nuevo. Le abandoné en 'Corazón tan frío', y tanto, frío, y pausado... Pero siempre es bueno cambiar de opinión o, al menos, intentarlo. Saludos!!!!

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