Conocerás mucho mundo, y te conocerás tú. Harás amigos lejanos, algunos más cercanos que muchos que te han acompañado toda tu vida. Compartirán espacios, tiempos, letras, lágrimas y te sentirás muy viva. Eso te dará la valentía para corregir lo que ya no querías ser, o lo que ya no eras desde hace mucho tiempo pero que aparentabas. Y no te importará, porque entenderás, por fin, que no se trata de no causar a otros, sino de no causar-te aburrimiento, mediocridad. Esa actitud la mantendrás a lo largo del año, hasta el último día.
Harás dos juramentos. Uno en una tarde de verano, con un té helado rojo en la mano. Recordarás la escena por dos pares de pies descalzos volando y edificios altos a tu alrededor, uno de ellos un cine viejo, después de La Violetera. El otro, tras de una botella de vino desconocido, recomendación de un argentino, un gazpacho de salmón y un hojaldre de frutos rojos, con lucecitas y saxofón, en una cena romántica que anhelarás desde mediados de año, y no tendrás hasta el final, a punto de que se acabe el año. En ambos te entregarás, y dirás la verdad: se hacen juramentos porque si no estás traicionando el tesoro que te encontraste por casualidad, esas casualidades que se cuenta con los dedos de una mano por cada vida...
Te harán más callada, y desconfiada. Refrendarás esa creencia que ya tenías de que quienes no escuchan nunca podrán tener tu confianza, aunque quieras, porque su ego los eclipsa. Lo confirmarás más de una vez. Ante ellos preferirás callar. Llorarás como ningún otro año, y al final verás que tus lágrimas ni eran tan necesarias, porque uno sobrevive de por sí. Regalarás un gran libro a alguien que corregirá tu falta de coraje para ser tú, y terminarás el año con muchos amuletos, entre ellos un torito, una pulsera y un barquito, con intensidades muy distintas. Tocarás el cielo en el sur, literal, y como nunca escribirás y enviarás muchos sentimientos desesperados, y los recibirás, hasta que te calmes y se calmen. Conocerás qué es el insomnio, y tu círculo verde se hará un puntito, conformado por poquititos, pero te sentirás bien. No te respetarás por primera vez, y te dolerá, pero después agradecerás y te tatuarás un gran "no me vuelve a pasar" en la cabeza.
Cotizarás mucho tu amor y tu soledad, primero por necesidad y después por deseo, tanto que terminarás haciendo un milagro: tu bienestar. Tomarás muchos, muchos cafés, pero regresarás a tu lugar, a darte cuenta que el mejor café del mundo ha estado siempre a media hora de tu vida, y sabe mejor si lo tomas entre sonrisas, chismes, periódicos...
A pesar de los dolores, al final del año te sentirás tan bien que tus planes serán tan ambiciosos que nadie podrá pararte. Bueno, quizá un bohemio que todavía no conoces, y no conocerás en 2010. Mientras, no...
Para bien o para mal, los horóscopos no suelen ser tan precisos. Me da gusto que tú sí lo seas.
Ricardo Otero
2 de enero de 2011, 23:42Ahora... ¡no olvidar ser feliz!
DEVA
5 de enero de 2011, 21:50