A lot of the people who read a bestselling novel, for example, do not read much other fiction. By contrast, the audience for an obscure novel is largely composed of people who read a lot. That means the least popular books are judged by people who have the highest standards, while the most popular are judged by people who literally do not know any better. An American who read just one book this year was disproportionately likely to have read ‘The Lost Symbol’, by Dan Brown. He almost certainly liked it.
— The Economist
De Año Nuevo
Sí, ya sé que ya casi se acaba el primer mes del año y yo poniendo mi post de Año Nuevo, pero ni modo, no me ha quedado tiempo entre chamba, trámites, preparativos y lecturas frenéticas, porque ahora sí han sido frenéticas.
Les comparto el regalo que me dio mi querido amigo Risko, el asesor literario más grande que tengo e inicipiente (ya ni tan incipiente) rockstar de Grupo Fórmula y TV Azteca. Lo escribió Manuel Vicent, escritor, una graaan pluma de El País. No puedo dejar de compartirlo aquí porque es el mensaje de Año Nuevo más bonito que me hayan dado jamás.
Eso deseo para todos en 2010.
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El tiempo
El tiempo no existe. El tiempo sólo son las cosas que te pasan, por eso pasa tan deprisa cuando a uno ya no le pasa nada. Después de Reyes, un día notarás que la luz dorada de la tarde se demora en la pared de enfrente y apenas te des cuenta será primavera. Ajenos a ti en algunos valles florecerán los cerezos y en la ciudad habrá otros maniquíes en los escaparates. Una mañana radiante, camino del trabajo, puede que sientas una pulsión en la sangre cuando te cruces en la acera con un cuerpo juvenil que estalla por las costuras, y un atardecer con olor a paja quemada oirás que canta el cuclillo y a las fruterías habrán llegado las cerezas, las fresas y los melocotones y sin saber por qué ya será verano. De pronto te sorprenderás a ti mismo rodeado de niños cargando la sombrilla, el flotador y las sillas plegables en el coche para cumplir con el rito de olvidarte del jefe y de los compañeros de la oficina, pero el gran atasco de regreso a la ciudad será la señal de que las vacaciones han terminado y de la playa te llevarás el recuerdo de un sol que no podrás distinguir del sol del año pasado. El bronceado permanecerá un mes en tu piel y una tarde descubrirás que la pared de enfrente oscurece antes de hora. Enseguida volverán los anuncios de turrones, sonará el primer villancico y será otra vez Navidad. La monotonía hace que los días resbalen sobre la vida a una velocidad increíble sin dejar una huella. Los inviernos de la niñez, los veranos de la adolescencia eran largos e intensos porque cada día había sensaciones nuevas y con ellas te abrías camino en la vida cuesta arriba contra el tiempo. En forma de miedo o de aventura estrenabas el mundo cada mañana al levantarte de la cama. No existe otro remedio conocido para que el tiempo discurra muy despacio sin resbalar sobre la memoria que vivir a cualquier edad pasiones nuevas, experiencias excitantes, cambios imprevistos en la rutina diaria. Lo mejor que uno puede desear para el año nuevo son felices sobresaltos, maravillosas alarmas, sueños imposibles, deseos inconfesables, venenos no del todo mortales y cualquier embrollo imaginario en noches suaves, de forma que la costumbre no te someta a una vida anodina. Que te pasen cosas distintas, como cuando uno era niño.
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Les comparto el regalo que me dio mi querido amigo Risko, el asesor literario más grande que tengo e inicipiente (ya ni tan incipiente) rockstar de Grupo Fórmula y TV Azteca. Lo escribió Manuel Vicent, escritor, una graaan pluma de El País. No puedo dejar de compartirlo aquí porque es el mensaje de Año Nuevo más bonito que me hayan dado jamás.
Eso deseo para todos en 2010.
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El tiempo
El tiempo no existe. El tiempo sólo son las cosas que te pasan, por eso pasa tan deprisa cuando a uno ya no le pasa nada. Después de Reyes, un día notarás que la luz dorada de la tarde se demora en la pared de enfrente y apenas te des cuenta será primavera. Ajenos a ti en algunos valles florecerán los cerezos y en la ciudad habrá otros maniquíes en los escaparates. Una mañana radiante, camino del trabajo, puede que sientas una pulsión en la sangre cuando te cruces en la acera con un cuerpo juvenil que estalla por las costuras, y un atardecer con olor a paja quemada oirás que canta el cuclillo y a las fruterías habrán llegado las cerezas, las fresas y los melocotones y sin saber por qué ya será verano. De pronto te sorprenderás a ti mismo rodeado de niños cargando la sombrilla, el flotador y las sillas plegables en el coche para cumplir con el rito de olvidarte del jefe y de los compañeros de la oficina, pero el gran atasco de regreso a la ciudad será la señal de que las vacaciones han terminado y de la playa te llevarás el recuerdo de un sol que no podrás distinguir del sol del año pasado. El bronceado permanecerá un mes en tu piel y una tarde descubrirás que la pared de enfrente oscurece antes de hora. Enseguida volverán los anuncios de turrones, sonará el primer villancico y será otra vez Navidad. La monotonía hace que los días resbalen sobre la vida a una velocidad increíble sin dejar una huella. Los inviernos de la niñez, los veranos de la adolescencia eran largos e intensos porque cada día había sensaciones nuevas y con ellas te abrías camino en la vida cuesta arriba contra el tiempo. En forma de miedo o de aventura estrenabas el mundo cada mañana al levantarte de la cama. No existe otro remedio conocido para que el tiempo discurra muy despacio sin resbalar sobre la memoria que vivir a cualquier edad pasiones nuevas, experiencias excitantes, cambios imprevistos en la rutina diaria. Lo mejor que uno puede desear para el año nuevo son felices sobresaltos, maravillosas alarmas, sueños imposibles, deseos inconfesables, venenos no del todo mortales y cualquier embrollo imaginario en noches suaves, de forma que la costumbre no te someta a una vida anodina. Que te pasen cosas distintas, como cuando uno era niño.
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14.1.10
2:29 p. m.
Cambios
Tras algunos impedimentos queda oficialmente inaugurado el periodo de despedidas, porque en 15 días me voy a vivir a España. Nunca he sido de organizar festejos o comilonas para mí misma. Me siento incómoda, no sé qué decir. Por esto aclaro que por despedidas no entiendo La despedida, sino despedidas de baja intensidad, estilo guerrilla, muchas despedidas, en cafés y bares y casas y calles y centros comerciales y restaurantes y donde sea. Los requisitos, que estén los que tienen que estar, abrazos y poca emotividad, porque luego me hacen llorar. Me voy poquito tiempo, siete meses, pero uno nunca sabe.
Esta condición taaan humana de no tener conciencia del tiempo ha hecho que, para variar, este último mes se me haya pasado taan desconsoladoramente rápido. Ya me voy! Mi corazón late rapidísimo.
Esta condición taaan humana de no tener conciencia del tiempo ha hecho que, para variar, este último mes se me haya pasado taan desconsoladoramente rápido. Ya me voy! Mi corazón late rapidísimo.
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