Ixtapa

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Aunque hayamos ido a un lugar mil veces, cuando uno regresa nada es igual. Sobre todo si no es un lugar que visites a diario, si ni por asomo está en tu rutina y si puedes visitarlo sólo por ocasiones especiales, como las vacaciones. Eso lo refrendé, de nuevo, en Ixtapa. La playa era la misma que la primera vez que fui, pero distinta. Sentí como si el inmenso horizonte azul se diera cuenta que ya habían pasado más de cinco años desde la última vez que nos vimos y me susurrara al oído "Sé que has cambiado, y quisieras haber crecido en eso que te importa, pero no todo te ha salido como lo planeabas. Sé también que encontrarás el nuevo camino que buscas. Yo te ayudo estos días". Y lo hizo, me ayudó, no sólo porque estuve acompañada de los amigos de la vida -uno sabe siempre cuales son los amigos de la vida-, sino porque me aclaró las ideas y me dio nueva fuerza junto con otro color de piel. Así pude refrendar que el verdadero amor es algo calmadito y apacible, y que las dudas son naturales, que ya a estas alturas del partido uno sabe cuáles serán algunos de los compañeros de viaje hasta el final, que las caminatas desorientadas en la madrugada son mejores si no vas solo.

Aprendí también que la bolsa en la que se quedan los recuerdos, cuando es cargada por muchos, no pesa y, en cambio, te da alas.


Instrucciones para tratar obsesiones

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Si escucha Crimen, de Gustavo Cerati, y cree que el argentino se inspiró sólo en la vida de usted para componer la canción, y repito, SÓLO en su vida, entonces necesita urgentemente un exorcismo de obsesiones. Posiblemente esté perdiendo minutos, días, meses, años, todos valiosos. Comience el tratamiento ya.

Después de mucha investigación, sugiero los siguientes pasos:

Mentalícese
El chip que la sociedad le ha puesto de que la esperanza muere al último lo está despedazando. Mejor acepte la derrota y que está exhausto de perseguir algo que no depende en última instancia de usted. A algunos les funciona contar el tiempo que uno lleva estancado, por ejemplo, 33 meses –desde abril de 2007–, para ver cuánto tiempo le ha dedicado a la empresa. El ver que son años de desaciertos los que han pasado quizá sea un motivo poderoso para cambiar de actitud.

Piense también que esto del amor es de dos, no de uno ni de uno + los sueños de ese uno, aunque dos dé el saludo. De nada han servido las realidades alternativas que construyó día con día. Si esas realidades virtuales fueran reales no tendría problema.

Tampoco mentalizarse implica echarle la culpa a terceros inocentes que ni conoce, si hay terceros implicados en su caso, claro. Ellos ni estuvieron en tiempo-espacio frente a usted, interponiéndose. En casos de este tipo el que le jugó una mala pasada fue el tiempo: alguien llegó primero, después –años después– llegó usted. De eso nadie tiene la culpa.

Ocúpese
No importa en que. Sirve lo mismo redactar escritos que organizar tours para el próximo viaje a la playa con sus amigos. Da igual. Organice una agenda de eventos que incluyan las más variadas actividades, desde caminar con su perro, si es que tiene, hasta ir al cine. También funciona desayunar con sus padres para hablar sobre la honestidad de Andrés Manuel López Obrador, para bien o para mal. Cuando menos se dé cuenta verá que han pasado horas, y si es afortunado hasta días, sin que su pensamiento regrese al objeto de sus obsesiones. Así podrá pasar en relativa calma los primeros días después de haber tomado la decisión de exorcisarse.

No está prohibido que en su rehabilitación se tomé cafés o cervezas o mojitos o tequilas con sus mejores amigos. Eso es aceptable siempre y cuando no mencione más el tema de su enfermedad. Éste es uno de los puntos más importantes de la rehabilitación. Si no lo cumple y continúa llenando las conversaciones con sus cercanos de referencias a lo que a usted lo pone mal sólo alimentará el círculo vicioso de “Quizá las cosas pasen algún día”. No. No importan los consejos de sus amigos en este momento. Ellos entenderán que lo mejor es esperar a que las toxinas desaparezcan del cuerpo casi por olvido, y eso puede tardar mucho tiempo.

Lo que sí está prohibido es escuchar música que le recuerden a su fantasma. Son mensajes subliminales que retardarán la rehabilitación o que incluso la acabarán. No hay discusión en este punto. Por supuesto que Crimen sí la puede escuchar. Es el mensaje que debe seguir.

Aléjese
Para algunos puede que esta opción no exista, pero inténtelo. Quizá sea uno de los desafortunados que tiene que ver a su martirio ocho horas al día, quizá más, hasta la madrugada. Omítalo. Ya no busque hacer plática, ni que sus miradas se encuentren quesque distraídamente. Deje de hacerse el tonto. Le ha dado exactamente 15,324 oportunidades para que correspondiera a alguno de sus gestos, no lo hizo. Si por cuestiones laborales tienen que cruzar palabras inevitablemente redúzcalo sólo a eso, a cuestiones laborales.

Si otra vez ve que el sujeto está mandando miradas calificadas por usted como desesperadas también omítalas. Recuerde los pasos anteriores de la rehabilitación y que no ha pasado nada en mucho tiempo. ¿Por qué tendría él el coraje de cambiar todo su mundo ahora para darse una oportunidad con usted? No tiene ninguna razón. Recuerde: eso de que la esperanza muere al último no aplica. Punto.

Valore
Ésta es la etapa final del tratamiento, e implica tomar conciencia de lo que se tiene antes de que sea demasiado tarde. Usted tiene un mundo que cuidar antes de darle oportunidades a alguien que ni siquiera le ha invitado un café. Valore.

Este proceso de exorcismo todavía está en proceso de perfeccionamiento. Si usted conoce otro paso que le ayude a mejorar aplíquelo, y pásemelo, por favor...